Desde que Mateo aprendió a leer he buscado la forma de comunicarnos Ignacio y yo con él mediante cartelitos. Al principio usaba post-it, pero casi nunca los veía. Así que se me ocurrió forrar unos cartones de las cajas de galletas, decorarlas y personalizarlas un poco. Ahora cada uno tenemos la nuestra en la cocina y así, cuando alguien quiere dejarle una nota a otro, simplemente lo pega en el cartón y es algo que no pasa inadvertido porque los hemos colocado en la cocina, al lado de la mesa del desayuno. Es agradable llegar a casa o levantarte y ver que alguien te ha dejado un mensajito.
El de la jirafa es de Daniela, el del león de Mateo, el de la nota con deberes el mío (de quién si no) y el otro el de Ignacio. Os gustan?
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