Me pareció increible, qué derroche de imaginación! No quería saber lo que había dentro porque me lo quería llevar a casa e incluso ponerle un nombre. Me resistí todo lo que pude, pero ellos sólo lo valoraban en la medida en que me gustara a mí. Pero lo importante estaba dentro. Ahora valoran más mis trabajos y me reconocen que no es nada fácil jugar con las tijeras y el pegamento.
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